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Mostrando entradas de mayo, 2022

La delicada y maravillosa "infancia"

Cuando sos chiquitito, tus papás cuidan de tu infancia; la miran, le buscan sentido, y la cuidan. Pero no la entienden. La infancia está escrita en un lenguaje que sólo pueden entender los chicos. En la infancia, los chicos ven esas cosas que están ahí, pero no todos pueden ver. Los niños vienen con otros ojos al mundo, ¿por qué? ¿Será porque ellos llegan sin saber nada, entonces pueden ver todo? La infancia está recubierta de caramelos y pataletas, pero es engañosa, porque adentro está hecha del más fino y delicado cristal. Que si se raya, o peor aún, se rompe, deja cicatrices---visibles o invisibles--- en la piel. La infancia se rompe cuando la toca alguien que no la tenía que tocar; se rompe cuando le gritan; o cuando oye algo que no tenía que escuchar. La infancia aunque esté rayada, sirve igual, porque aunque no lo sepamos, siempre presentes en nosotros estará.

Cuerpo

  El cuerpo es la personificación del alma, pero esta última detesta estar encerrada, así que crece--o se achica--. Se expande, explora, llora y grita.  El corazón en su mejor amigo, juntos sienten aquellas cosas que al querer nombrarlas se nos enrolla la garganta. En cambio, con la mente se llevan como perro y gato; la mente cuestiona y el alma quiere "ser". Pero "ser" también es cuestionarse, ¿o no? Hay quienes dicen que cuando estamos enfermos es porque el alma también lo está. No creo que esto sea así; considero más verosímil e hecho de que el cuerpo le ponga límites al alma; porque esta, con su deseo de brillar, a veces hace al cuerpo enfermar. Cuando la mente no está del todo de acuerdo con las locas ideas del alma, le tira una gripe, un resfriado, o un poco de fiebre. Y aunque la fiebre llega, por lo general, a los 38 grados al alma le cae como un baldazo de agua fría.  El cuerpo se escribe, se re-escribe y se describe. Tacha y sigue, o arranca y vuelve a emp...

Cuadros en el bar

Te vi, ¿me viste? Pareces tan profundo con esas pinceladas celestes y rosas que le dan el brillo a tus ojos. ¿Quién te habrá retratado? Quién sea que lo haya hecho, me pregunto en quién se habrá basado... Estamos en el bar, sentados los dos; con esa pintura al lado de nuestras cabezas. Somos compañeros de trabajo. Pedimos un café cada uno. Mientras hablo con vos pienso sobre la pintura que tengo enfrente. Es una especie de hada. Los colores son muy llamativos. Moves mucho las manos. Me estresa. ¿Por qué hablas tan fuerte? ¿No te das cuenta que hay más gente? Creo que una conversación con una pared sería más interesante. El café estaba horrible, Me molesta sentirme observado. El sonido de la máquina del jugo es estruendoso. ¡Basta! tengo que responderte algo. "si si, algo me voy a inventar", te digo con desgano. Pareces estar conforme con tu discurso, y yo no tengo idea de qué dijiste. La pintura que tengo a mi izquierda, ¿serán los ojos del hada que está plasmada más adelante...