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Mostrando entradas de julio, 2022

¿Qué soy entre todas estas puertas?

 Me veo en Berlín,  no sé por qué; quizás porque últimamente quiero viajar ahí. Estoy sola, también inquieta. El cielo celeste está sobre mi cabeza para recordarme lo inmensa y cambiante que puedo ser. Estoy cansada, así que busco un lugar para sentarme.  Quedo enfrente de varias puertas. No son todas iguales. Tienen diferentes formas y colores. También tienen cartelitos de madera que indican qué tienen detrás. Algunas, creo yo, que no necesitan cartelito, porque es evidente de qué son. Como la del tiempo, por ejemplo, que es un gran reloj de bolsillo, justo como el que tiene el Conejo Blanco de Alicia en el País de las Maravillas; ¿estaré ahí?, ¿dónde estoy?, ¿dónde no estoy? El interminable tik tak hace que me pierda en mis pensamientos, y me quede "tildada" mirando la puerta. Dudo en si abrirla o no. Mi pasado me tortura, mi futuro me asusta, pero mi presente me gusta. ¿Acaso el tiempo no es infinito presente?... A la derecha del tiempo está el dolor. Es una puerta muy...

La esfera del enojo

No sé qué escribir, así que recurro a la "vieja confiable": la caja de emociones. Es extraño pensar cómo en un comienzo tenía una caja llena de emociones por escribir. Hoy ya van quedando pocas; las examino con cautela, son esferas perfectamente redondas, brillantes y limpias. Si bien cada una tiene un lugar, a veces juegan a mezclarse entre sí. Antes de tomar alguna, reflexiono sobre cómo serán las cajas de emociones de los demás, ¿serán cubos?, ¿tendrán más o menos emociones que yo?, ¿son todas iguales? Como todos los sábados, llego a mi patio y me siento bajo la sombra del Limonero para canalizar aquello que todavía no pude sacar. Pero antes de acomodarme, desentierro la caja de emociones. Tuve un entrenamiento regular: más mal que bien. Y debo reconocer que un poquito me enojé. Así que agarro esa esfera: la del enojo. La miro y la vuelvo a mirar. Odio la humedad, y hoy hay mucha. Me siento enojada, esta noche es el quince de una amiga y voy a tener el pelo feo. ¿Estoy eno...

Estructuras

Son ellas, soy yo, somos nosotras. Vamos y venimos. A veces me siento espiada, están en todos lados. Son sombras que van atrás mío y me persiguen, o son sombras que van por delante y quiero alcanzar. Me gusta dominarlas y les gusta dominarme. Hay quienes me dicen que las borre, y otros que las fortalezca, ¿qué me digo yo? ¿Me sé hablar o me enseñaron a callar? Son como las dueñas de todo: de los cambios, de los problemas, de la paz... Me refugio en ellas cuando tengo miedo de "ser", y se refugian en mí cuando me quiero permitir sentir. Amigas estructuras, gracias y "no gracias", por estar; las odio pero las amo, y quizás algún día nos terminemos de (des) amigar...

Paz

¿Se puede encontrar la paz en la guerra? Nunca me lo puse a pensar, pero ahora tengo todo el tiempo del mundo para hacerlo. Después de todo, no me queda nada más que hacer. Ya lloré, ya grité, ya pensé como escapar. Pero sé que es imposible; no porque lo haya intentado, sino porque vi cómo otros lo intentaban. Es imposible huir, a menos que a la muerte quieras sucumbir. Otra noche más, acostada entre estos astillosos barrotes, con siete personas más a mi alrededor. Quienes son completamente desconocidos para mí.  No tengo más ropa además de la que llevo puesta, no tengo más comida que no sea la ración que me dan por día, no tengo siquiera más familia. No tengo identidad, no tengo noción del tiempo. A esta altura ya me siento perdida. No me encuentro ni en los recuerdos. No tengo papel ni lápiz para escribir lo que siento. Sólo tengo mi cuerpo, que es el lienzo sobre el cuál los otros me castigan por mis pensamientos. Mis gritos se los lleva el viento, mis lágrimas quedan en la tier...