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Mostrando entradas de septiembre, 2022

Seamos angustia

Mi palomita gris, que ya te dije que eras blanca como nosotras; me angustia tu angustia. Es algo que no te digo, a vos, ni a nadie; me gusta esconderlo en el disfraz de mi vida.  Pero no te sientas mal porque me angustia, a veces sentir eso ayuda al autodescubrimiento. Tampoco es lo único que me angustia, hay más cosas; siempre hay más cosas. Es otra de las esferas que está en la caja de las emociones, con un color azul, quizás porque así la representan en las películas. Pero ¿te cuento un secreto? Un día, hablando con la Angustia, me dijo que no le gusta ser azul, dice que prefiere ser gris. Ni blanca, ni negra: gris. Porque ella siente que es uno de los grises que hay en el alma. La mayoría la esconde bajo la capa de las emociones amarillas, o directamente nunca la sacan de la caja. Dice que la suelen llevar a la cama, y que con la almohada y las lágrimas se lleva muy bien. Algunos pocos la trasladan al papel, pero por lo general se queda atascada en el nudo en la garganta por un...

El meteorito de los dinosaurios que colisionó nuestro amor

  Tomé la lapicera y un par de hojas, y salí al balcón. Cientos de recuerdos se vislumbraban en mi mente. El frío de la noche abrazaba mi piel y su oscuridad arrasaba mi vista. Y con la luz de la luna iluminando mi mesita, respiré profundamente llenándome con el aire frío, pero nuevo, que las sombras me traían. Miré las estrellas una última vez antes de centrarme por completo en la hoja que tenía delante. Entonces comencé a dejar que mi mano escribiera por sí sola, dejando salir todas mis emociones: Querido Daniel: Escribo esto para recordarte. Para recordarte que te amo. Para recordarte que no sé qué haría sin vos en mi vida. Aún se me viene a la cabeza el día que comenzamos a salir, ya van varios años de eso. Son curiosas las vueltas de la vida, ¿no?. Vos ahí, en un boliche de Buenos Aires, y yo llegando a ese mismo boliche también (no más que por pura casualidad), demasiado emocionada porque era la primera vez que salía de mi ciudad. Era la primera vez que salía de Rosario. ...

El miedo tiene miedo.

  ¿Por qué tenemos miedo? Muchos dicen que es un mecanismo natural de defensa, ¿será así? El miedo es una limitación. Pero, me gusta pensar al miedo como aquel conjunto de experiencias que queremos superar pero que no podemos. Creo que el miedo surgió de la más profunda oscuridad, pero no creo que venga para asustarnos. Todo lo contrario, creo que viene para que nos superemos. Pero como todo proceso, asusta un poco. El miedo no es aceptado por muchos, es canalizado por pocos, y es visibilizado por algunos. El miedo no es una cosa ajena a nuestro cuerpo, nosotros somos y transmitimos miedo. Cada uno canaliza el miedo de diferente forma; algunos lo tienen en las alturas, otros en la oscuridad. Está en todos lados, se siente en muchos, se ve en pocos. El miedo se tiene miedo. Teme que nunca nadie lo quiera, teme ser tan feo que la gente lo deje de buscar para superarse. El miedo también tiene miedo. Porque él sabe, que tener miedo es algo normal. Acepta sus miedos, y trata de intimida...

Látigos

 La gente y sus palabras son como un látigo en mi piel. Dejan cortes, dejan heridas, dejan recuerdos; y ni siquiera las lágrimas mágicas de cualquier unicornio son capaces de cerrar los cortes que el látigo abre sobre mi piel. Sé de algunos que son su propio látigo, y en este caso, las mariposas llegan a ayudarlos. Cuando la herida es muy profunda, puede asomarse el alma. Que si recibe ayuda, es la única capaz de cerrar las heridas. Hay veces en las que debemos tocar el alma, pues las heridas no cicatrizan y el látigo podría dañarla. Miremos nuestras almas, cerremos heridas, y procuremos no ser látigos...