Vas a tener que empujarte a seguir.
Un poquito más de la costumbre en esos días grises donde la lágrima se esconde detrás del ocular y brota cuando lavas los platos.
Vas a tener que empujarte y seguir.
Porque es así,
el proceso es largo,
el camino es duro,
los senderos peligrosos,
los amigos pocos,
la competencia mucha.
Pero ahí tenes que estar,
levantandote como siempre
con energía
y aún sin ella
simular que está
para estimuarte a continuar.
Porque no podes rendirte. No ahora, con la mitad del recorrido caminado.
Todavía no llegaste a la cima, pero estás cerca. Desde acá se siente el hielo bajar de la montaña.
Seguí, pequeña, que el mundo te espera.
Al final del día están siempre los mismos,
No confíes en cada persona que se te cruce
por más lucecitas que tenga.
Sé sabia,
No inteligente.
Decidí con firmeza
y caminá por el camino que vos elijas.
Porque de eso se trata,
de elegir tus propios caminos,
de caminar por tus propias veredas,
de ayudar al resto,
de escucharte a vos,
de llegar entera,
de ser quien grite,
quien haga temblar lo impuesto,
de ser resiliente;
de perseverar,
Quizás de eso se trate.
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