Y se enamoró. Pero no solo de su físico, sino de cómo la trataba.
Se sentía querida, se sentía amada.
Al recordar cómo todo sucedió se le llenan con lágrimas los ojos,
Pues tuvo el valor de expresarle su emoción.
Largos besos, interminables abrazos y algunas caricias,
Momentos en los que se sentía querida.
“El que se enamora, pierde”, le dijeron una vez,
Y perdió. Pero en su perdición, encontró la victoria más hermosa:
El amor de una persona.
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