Estimadas familias: por si aún no lo sabían, su hijo adolescente está en una etapa clave en su desarrollo, en el que su salud mental está en la cuerda floja; y no, no es por el celular, o por falta de fe. Hay momentos en los que en serio se encuentra mal. Si él o ella no puede hablar con usted, o lo hizo, y usted le echó la culpa a alguna de las cosas mencionadas anteriormente, re-considerelo, y mande a su hijo a terapia. Y no, no es un lugar “para los locos”, o “para aquellas personas que lo pasaron peor”; terapia es para todos, y ayudará a que su hijo esté mejor. Así que por favor, considérelo.
Primera Carta En un campo de rosas. Afrodita: Querida diosa, hermana, amiga; me encuentro ante tus rosas despojándola de sus pétalos para saber si me quiere o no me quiere. Guíame en esta travesía por la corriente de la juventud. Te saluda, Una enamorada en duda. Segunda carta. En casa. Afrodita: Aún no entiendo si me presentás un Hefesto o un Ares; o si debería enamorarme de uno para luego tener aventuras con otros, tomando de ejemplo tu trayectoria. Ya me quedé sin flores para cortar pétalos. Estoy a la espera de una señal, una indirecta por twitter, o un like en una historia de Instagram. ¿Cómo se hace el cortejo ahora? Sólo te pido que me quites esta soledad que llevo encima. Que me permitas enamorarme y trazar mapas en la espalda de alguien. Te saluda, Una expectante del amor. Tercera carta. En la cama. Afrodita, Conté estrellas y te busqué entre ellas. Busqué tus manzanas, o l...
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