Este verano no aparenta tener sabor a helado y arena; sus primeros días saben a decepción mezclado con expectativa.
El verano se derrite como el helado del niño sobre su mano; se siente como si estuviésemos pegados al Sol.
Su sabor tan místico como el que recuerdo de pequeña, se va viendo desmentido, por los nervios de las fiestas, y el estrés de la escuela.
El verano no se derrite sólo, nosotros derretimos el verano.
Me encanta ver que seguís escribiendo, seguí así! Siempre haciendo lo que disfrutás, con mucho esfuerzo y pasión. Felicitaciones! Tus textos son cada vez mejores.
ResponderEliminarMuchas gracias!
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