I. Se trabó la persiana,
De noche tengo frío,
Y te tengo al lado.
Tu cobija no abriga,
Tu presencia me hiela.
La persiana derecha se traba cuando la abro,
Impidiendo que el oro del sol me de calor.
Me congelo,
lentamente.
Presiento que tu corazón
Ya se acostumbró
Al frío.
No sé cuándo pasó
Pero no te puedo echar.
Compartimos hogar,
Y después de todo,
Sos rutina.
Tengo frío,
Se me ponen los labios
Morados.
Esos que ya no besas,
Ni siquiera te atreves a mirarlos.
¿Qué habré hecho para no ser deseo de tu corazón encendido?
//
Al florero de la cocina habría que darle cambio,
Pero no importa,
Ya no me das flores con un cartelito de bienvenida primavera.
Quizás en tu rutina no hay tiempo de pasar de Don José para comprarle un ramito.
¿Sabes? Guardé el último pétalo de las flores que me diste,
Presentía que sería el último.
De noche abro la mesita de luz,
Y lo miro.
Siento su textura suave amarronada bajo mis dedos,
Esos que alguna vez te atreviste a tomar para colocarme ese anillo,
Que hoy no es más que rutinario.
La oxidación no es exclusiva de los metales,
También lo es del corazón.
Tengo frío,
Y pienso en vos.
Me hielo más,
Me refugio en el gatito a los pies de la cama,
Que tarde o temprano,
También se va.
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