¿Sabrás que de a ratos pienso en vos?...
Que apareces en mi mente en algún momento del
día, y te quedas por ahí, vagando entre las distorsiones de mis pensamientos mientras
intento armar bien la montañita del mate.
Porque apareces ahí, en esos pequeños instantes
donde mi cerebro está descansando mientras mis manos hacen algo, para
recordarme que no te dejé ir, como pensaba.
Que necesito mantener ocupado mi cerebro con
estructuras y una agenda complicada para no pensarte. ¿Pero por qué no puedo
recordarte con amor?
Te recuerdo con bronca, con desprecio. Como una
parte oscura de aquello que quise ser y que no me animé. Quizás si hubieron
cosas que quise hacer y nunca me atreví…
Fuiste los puntos suspensivos de un capítulo
que pedía pausa para la lectura.
A veces siento que te gusta torturarme. Quedarte
en las largas noches de charlas con el techo y mientras tiemblo de frío bajo un
manto abrigado, un frío que me abraza desde adentro, para convencerme que la fría quizás sí era yo...
Comentarios
Publicar un comentario