Clicks

He hecho miles de "clicks". Esa acción tan simple de presionar levemente una pantalla o una tecla, que te abre los ojos frente a miles de puertas.

Probablemente la primera vez que hice "click" fue cuando di mis primeros pasos. Algo encajó en mi cabeza, y pude hacer unos pequeños movimiento con mis patitas sin caer en el intento. Un acto que cuando era muy chiquita me costaba horrores, y hoy lo tengo tan naturalizado.

Otro "click" creo que fue en aquel lejano 2014, cuando comencé a leer. Recuerdo cómo me atrapaban aquellas historias de princesas, y como años más tarde, no muchos, intentaría escribir historias similares a las de ellas.

Hay momentos en los que hice "click" usando la mente, por ejemplo, cuando me pregunté por qué la cortina de la ducha se metía para adentro si el agua debía de empujarla hacia afuera--respuesta que obtuve un tiempo después, indagando en un libro que estaba por ahí. Y resulta que era porque el agua formaba una especie de remolino o "huracán" que hace que la fuerza hídrica traiga la cortina para adentro, algo un poco complejo de explicar--.

Pese a todos mis "clicks", hay dos que creo que destacan más sobre los demás:

1. Cuando comprendí y acepté que las acciones y las emociones de una querida amiga no eran mi responsabilidad ni mi culpa. Y que tenía que aprender a no dejarme usar: no soy tu psicóloga ni tu maestra particular. Pero soy tu amiga, y te puedo intentar ayudar.

2. Aunque de este aún queden unos ladrillos por derrumbar, hice "click" cuando entendí que era más que una nota en un boletín. Y de esto me percaté hace tan solo un par de meses atrás, cuando tuve que prestar mi hombro para que una amiga que acababa de desaprobar pudiera llorar… 

Hice "click" y entré a las mismas páginas varias veces, pero jamás borré el historial, pues es este el discernimiento de mi vida que aún está…